Breve recuento de atrocidades: la censura cultural en el gobierno de Dina Boluarte
Hacer cultura en Perú es una tarea que requiere compromiso y constancia. No obstante, en lo que fue el gobierno de Dina Boluarte, la censura y el maltrato a la cultura fueron la triste insignia de su gestión. A continuación, algunos casos.

En La República, en especial desde el primer semestre de 2024, hemos consignado todos los actos de censura que se llevaron a cabo durante el gobierno de Dina Boluarte, el cual llegó a su fin en la medianoche del viernes 10 de octubre.
Los que llevamos mucho tiempo en el circuito cultural peruano, nunca antes habíamos visto un mecanismo de cancelación y censura como el que se dio con Boluarte.
Esta historia no empieza en el transcurso de esa gestión, no es que hayamos visto la censura a cuenta gotas hasta detectar que algo raro estaba sucediendo con la cultura. No. La censura y el maltrato a la cultura fueron manifestaciones que identificaron al gobierno de Boluarte desde sus inicios. Si hablamos de comienzos, pues nos referimos a las protestas del sur de 2022/2023, en donde participaron no pocos colectivos de artistas con mensajes que, aparte de exhibir un componente estético, proyectaban una crítica directa a las decisiones que había tomado la presidenta ante un pueblo del sur que pedía nuevas elecciones.
A Boluarte no le gustaba que la critiquen. Tenía una idea muy particular de lo que debía ser la cultura. A ella se le sumó el interés de una derecha dispuesta a acomodar ciertos eventos de nuestro pasado reciente, como los años de la violencia política/años del terror. A ese dúo, porque las atrocidades no se hacen solas, se unieron operadores que vieron la oportunidad de hacer dinero y de asegurar gollerías hasta julio de 2026.
De las censuras que difícilmente vayamos a poder olvidar, tenemos la que se le hizo al artista e ilustrador Juan Acevedo en septiembre de 2024, cuando se le anunció que el Premio Casa de La Literatura Peruana, el cual se le iba a entregar en octubre de ese año, no se le iba a poder otorgar debido a factores burocráticos. El “pecado” de Acevedo no fue otro que la serie de críticas que realizó contra Boluarte a causa de las protestas del sur en el periodo arriba consignado.
Tampoco pasemos por alto la nueva ley de cine, la cual es un atentado directo a la promoción y producción del cine que se realiza en el interior del país. En este punto, Boluarte recibió la propuesta de la derecha congresal y dejó que el mismo Congreso la aprobara por insistencia. Es una ley que no fomenta el debate de ideas y hecha bajo criterios comerciales cuando esa no es la naturaleza de una ley de cine.
Espacios emblemáticos como el Gran Teatro Nacional dejaron de ser precisamente emblemáticos para convertirse en salones de recepciones para celebraciones burocráticas que no tenían razón de ser. En las bellas instalaciones del GTN, gracias a los caprichos de los adláteres de Boluarte en el Mincul, se llegó a festejar el Día de la Madre porque a un alcalde (chupe de los adláteres) se le ocurrió agasajar allí a las madres de su municipalidad.
Uno de los personajes mayores de la cultura peruana, como Nicolás Yerovi, no pudo ser velado en el Mincul. La razón: su crítica recurrente al gobierno de Dina Boluarte. La censura en ese gobierno vino del mismo modo con su cuota de miserabilismo.


















