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Cultural

El doble legado de Alexander Fleming

Además de la famosa penicilina, Fleming descubrió la lisozima, una enzima capaz de impedir las infecciones. Hoy conmemoramos su legado.

Alexander Fleming
Alexander Fleming

En 1928, el científico escocés Alexander Fleming fue el responsable del descubrimiento accidental más importante de la historia. Gracias al descuido que tuvo cuando se fue de vacaciones y olvidó una placa de cultivo bacteriano que mostraba que por casualidad había crecido un hongo.

Cuando regresó, Fleming encontró el hallazgo científico del siglo gracias al que figura hasta hoy en los libros de historia de la microbiología médica.

Nacido el 6 de agosto de 1881 cerca de Darvelen Ayrshire, Escocia, Fleming fue el tercero de cuatro hijos fruto del segundo matrimonio de su padre. Luego de estudiar en varios institutos escoceses, en su juventud se mudó a Londres con trece años, donde vivió con su hermano Thomas, estudiante de medicina.

Luego terminar en el Instituto Politécnico de Regent Street, trabajó durante cuatro años en una compañía naviera hasta que, en 1901, con 20 años, heredó una pequeña suma de dinero de su tío John Fleming. Fue Thomas, quien ya era médico, el que lo convenció de ingresar en la St. Mary’s Hospital Medical School en Paddington, Londres, para que cursara la misma carrera que él. En 1906, Alexander se graduó en medicina y cirugía.

En la Primera Guerra Mundial, Fleming sirvió en el Cuerpo Médico del Ejercito Real en el frente occidental, en Francia. A su regreso obtuvo el puesto de profesor de Bacteriología en la Universidad de Londres. En 1951 fue nombrado rector de la Universidad de Edimburgo.

Descubrimientos de Alexander Fleming

En 1922, Fleming descubrió la lisozima, una enzima bactericida que impide las infecciones, presente en varias sustancias segregadas por los seres vivos, como lágrimas, saliva o secreciones nasales, la que actúa como una barrera contra las infecciones.

Un hallazgo muy importante pues demostraba la existencia de sustancias que eran inofensivas para las células del organismo, pero que eran letales para las bacterias.

La gran penicilina

Al regresar de sus vacaciones en 1928, Fleming procedió a estudiar las mutaciones en los cultivos de estafilococos que había dejado en un rincón de su laboratorio. Fue cuando observó que habían sido contaminados accidentalmente por un hongo. Las colonias de estafilococos que rodeaban al hongo fueron destruidas, mientras que otras colonias de estafilococos más lejanas permanecían intactas.

A base de esta observación, Fleming hizo crecer el moho en un cultivo puro y descubrió que producía la sustancia que mataba a varias bacterias causantes de enfermedades que luego sería conocida como la famosa penicilina.

La razón es que Fleming identificó el moho como perteneciente al género Penicillium, y luego de algunos meses de llamarlo “jugo de moho”, el 7 de marzo de 1929 llamó a la sustancia penicilina. Tuvieron que pasar quince años para que la penicilina llegue a convertirse en un medicamento universal. En 1944, Alexander Fleming fue nombrado sir, un año después recibió el Premio Nobel de Medicina.

Alexander Fleming falleció en Londres el 11 de marzo de 1955 de un ataque cardíaco. Fue enterrado como héroe nacional en la cripta de la catedral de San Pablo de Londres.

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