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Cultural

Runasimita harkay

En el Día Internacional de la Lengua Materna se hace indispensable defender al quechua, nuestra principal lengua indígena, que nos retrata y nos descifra.

Runasimita harkay
Runasimita harkay

Si no viviéramos tan de espaldas al quechua, si nuestra lengua ancestral no hubiera sido maltratada por siglos, si incluso hoy no se creyera que resulta riesgoso aprenderla, esa frase de nuestro titular de hoy podría ser leída por la mayoría de la población peruana. Significa “defender el quechua”, una tarea urgente, irrenunciable, de nuestra sociedad.

Hoy es el Día Internacional de la Lengua Materna y, por eso, en nuestro diario queremos rendirle homenaje al runa simi (‘la lengua de nuestra gente’), que aún hoy lucha para afirmarse entre nosotros. Y que es preservada y potenciada por ciudadanos que, contra todo pronóstico, están haciendo notables esfuerzos para que el quechua viva y hasta se expanda.

El censo del 2017, además, ha arrojado datos esperanzadores. Según los datos recogidos, actualmente el porcentaje de personas que aprendieron quechua en su infancia llega al 13,6% (en el censo del 2007 fue de 13,2%), pero las personas que se identifican como ‘quechuas’ hoy constituyen más del 22%. Esto sugiere que muchas personas bilingües no fueron registradas.

Existirá la tonta objeción de que no es un idioma internacional, pero como saben los lingüistas, y cualquier ciudadano informado, las lenguas nos permiten entender el entorno, la cultura, los pisos ecológicos. Por el quechua, sabemos lo que es un ‘wayku’ (fenómeno al que, en rigor, en quechua se llama ‘lloclla’), o lo que es una ‘chacra’ (‘chakra’, porción de tierra cultivable).

La historia del quechua, por añadidura, ha tenido episodios trágicos. Uno, el más desolador es que, de acuerdo al Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), el 75% por ciento de las víctimas del conflicto armado interno hablaban una lengua nativa, principalmente el quechua. No parece casual que esa tragedia nacional haya pasado por ahí.

La mayoría de las víctimas del envenenamiento en el pueblo cusqueño de Tauccamarca (22 de octubre de 1999) también eran quechuahablantes. Y la lista es larga. Hoy existe el noticiero televisivo en quechua ‘Ñoqanchik’ (‘Nosotros’), emitido por Canal 7, TV Perú, y distintas iniciativas como ‘Quechua para todos’, que enseña quechua gratuitamente y necesita apoyo.

Y tenemos a Roxana Quispe, quien hace poco sustentó su tesis de doctorado en Literatura (en la Universidad Mayor de San Marcos) completamente en quechua. Hemos avanzado un poco, sin duda. Pero hace falta que el quechua sea, cada día más, la lengua que nos envuelve y nos llena de orgullo. Parafraseando a José María Arguedas, ¡Kachkanchikraqmi! (“¡seguimos siendo!”).