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Cultural

Peter Handke, un nobel en su laberinto

Galardón. Se entregó el Nobel al escritor austríaco y a la polaca Olga Tokarczuk; sin embargo, Handke, como un pararrayos, concentró todas las críticas y protestas.

Estocolmo. EFE

Los Premios Nobel sacaron este martes su cara más ecologista en una ceremonia en la que los ojos estaban puestos en el laureado de Literatura Peter Handke, centro de una agria polémica por la que algunos países anunciaron que no asistirían al acto como protesta.

El austríaco es acusado por sus críticos de dar voz al nacionalismo serbio más radical durante la guerra de los Balcanes y de minimizar matanzas como la de Srebrenica (1995).

Handke fue presentado como un escritor “profundamente contemporáneo, que debe hacer frente a un patrimonio paterno distorsionado por la ocupación nazi de Austria en la guerra. Representa a un linaje materno esloveno, lo cual motiva su mito antinacionalista de su origen”. No solo “ha realizado su sueño de una nueva prosa”, sino que su escritura ha influido en “varias generaciones de escritores” de la Europa de posguerra.

El escritor dijo a un medio serbio que no esperaba tanta animosidad por la concesión del Nobel, que han boicoteado países como Albania, Kosovo, Turquía y Croacia, así como un miembro del comité encargado de dar el galardón Peter England.

Olga Tokarczuk

La polaca Olga Tokarczuk, Nobel de Literatura de 2018 –cuando el premio se dejó en suspenso–, “no se aparta de la verdad desagradable, ni bajo amenazas de muerte”, dijo el miembro del comité Per Wästberg, en referencia a las formuladas por grupos de extrema derecha cuando publicó Los libros de Jacob, que revisita la historia del país.

Wästberg destacó que Tokarczuk es “una de las escritoras de prosa más originales de nuestro tiempo, con nuevas formas de ver la realidad”.

Protesta Estocolmo

Varios cientos de personas se concentraron este martes en una céntrica plaza de Estocolmo para mostrar su oposición a la decisión de galardonar a Peter Handke. Se leían pancartas que decían “Negar el genocidio es la fase final del genocidio”, “De quién te fías de Handke o de La Haya” en referencia al Tribunal para la Antigua Yugoslavia.

Durante la protesta subieron al estrado supervivientes de la guerra de Bosnia, entre ellas Munira Subasic.

Hace 25 años, dijo, “nuestros hijos fueron asesinados en Srebrenica con pistolas y cuchillos (...), hoy la Academia Sueca nos mata a nosotras, las madres, con plumas” estilográficas. Consideró que la institución encargada de dar el Nobel de Literatura debería avergonzarse.

Emir Suljacic, sobreviviente de aquella masacre, que plasmó en el libro Postales desde la tumba, indicó que “habrá un lugar para la Real Academia en las páginas más negras de la historia” de Suecia y de Europa.

Horas antes, mientras Handke recibía el Nobel, dos mujeres llevaron una pancarta amarilla en que se decía: “Señor Handke, DISCÚLPESE con las víctimas de Srebrenica HOY”.

Héroe y villano

La entrega del Nobel a Peter Handke ha sido criticada en Bosnia-Herzegovina como “un premio al genocidio”, mientras que en Serbia ha sido celebrado como un galardón a un verdadero amigo.

El presidente de turno de la terna presidencial bosnia, el croata Zeljko Komsic, declaró que “hoy ha sido premiado el genocidio”.

“Quienes lo han premiado deberían avergonzarse profundamente de ello. De quien ha recibido el premio, del hombre que elogia el genocidio, el odio se ha podido esperar, pero el odio por parte de quienes le han concedido el premio es desastroso”, dijo Komsic.

Por otro lado, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, felicitó a Handke: “se ha inscrito entre los inmortales”.

“Ese galardón es el premio a su obra literaria excepcional, a sus conocimientos y creación, pero también a los incontestables rasgos morales, a su valentía y dignidad, con que lucha por sus ideales de exigencia intelectual”, indicó Vucic.

Vucic declaró que Serbia considera a Handke “un amigo verdadero”, y celebra su premio Nobel “como si hubiese sido galardonado uno de nosotros”.

“No soy masoquista”

Peter Handke ha asegurado que no esperaba tanta animosidad contra él por la concesión del premio y que ha sido difícil soportar los ataques y críticas por su posición proserbia.

“No, no. Uno no se espera las cosas malas. Uno puede imaginarlas pero, al final, son siempre peores”, explicó a una emisora serbobosnia RTRS.

Handke declaró que al recibir la noticia del galardón sintió “tanto paz como energía”.

“Pero entonces, en determinado momento, se volvió difícil por todos esos ataques. Yo no soy masoquista”, señaló Handke.

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