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Cultural

Mariana Enríquez ganó Premio Herralde 2019

Mérito. La escritora argentina alcanzó la distinción de Anagrama con Nuestra parte de noche. Novela ambientada en los últimos años de la dictadura de su país.

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Barcelona. EFE

La escritora argentina Mariana Enríquez, ganadora del Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche, ha dicho que el género del terror le permite “pensar mejor la realidad” y los temas que le interesan.

Enríquez, que recibirá 18.000 euros de dotación del galardón concedido por la editorial Anagrama, se había presentado bajo el seudónimo de Paula Ledesma y el título ficticio de Mi estrella oscura.

En la novela un padre y un hijo atraviesan Argentina por carretera, desde Buenos Aires hacia las cataratas de Iguazú, Brasil, en años de la junta militar, con controles de soldados armados y tensión en el ambiente.

En ese marco realista, Enríquez construye una historia fantástica en la que el lector encuentra casas cuyo interior mutan, pasadizos que esconden monstruos inimaginables, rituales con sacrificios humanos, andanzas en el Londres psicodélico de los 60.

Tras el fallo, Enríquez dijo que esta novela destila sus obsesiones, después de haber escrito cuentos y no ficción: “Quería un poco más, incluso volver a una forma un poco más tradicional”, y “con el género del terror podía pensar mejor las cuestiones que me interesan como la política, el poder, la familia, América Latina, sobre la explotación de los cuerpos”.

Sobre la elección del marco temporal, Enríquez precisó que se trata de los últimos años de la dictadura: “No quería que fueran años icónicos como 1978 ni 1982 en plena guerra, quería un año gris como 1980, en el que la crisis está asordinada por la crisis personal de los personajes, y luego elegí los noventa porque era una época difícil para ser joven, eufórica y deprimente al mismo tiempo”.

En la historia de la novela aparece una sociedad ocultista que tiene contactos con dioses primigenios, “una parte fantástica que emparentaría con Lovecraft”, reconoce Enríquez.

La autora siente la influencia de Borges, de Neil Gaiman o del Charlie Feiling de El mar menor que “trabaja con una especie de cuestiones de un mal atávico en una Buenos Aires súper contemporánea”.

Además, gran parte de la novela transcurre en el norte de Argentina, y Enríquez supone que Horacio Quiroga también fue “una influencia inevitable” “con su selva como una especie de animal poderoso”.

En nombre del jurado, uno de los miembros, Pontón Gijón, dijo que Nuestra parte de noche desborda las convenciones del género al que se adscribe para “elevarse a la categoría de novela total, abierta a grandes asuntos como la inmensidad de la relación entre un padre y un hijo, la cara oculta de la historia y de la política”.

Para el también jurado Juan Pablo Villalobos, esta novela es una saga, la considera “continuadora de una tradición que podríamos denominar ‘gran novela latinoamericana’” y la sitúa en “una estirpe de obras tan disímiles, pero ambiciosas como Rayuela, Paradiso, Cien años de soledad o 2666”.

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