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Cine y series

Gonzalo Benavente: “Velasco le dio ciudadanía a la gente del campo”

El cineasta peruano exhibe actualmente La revolución y la tierra, un documental sobre la reforma agraria.

Por: Zoraida Rengifo

Se ha dicho que el gobierno del general Juan Velasco Alvarado quebró el espinazo de la oligarquía en nuestro país. Marcó un antes y un después en el Perú. Así el general, quien se llamó revolucionario, ante el balance de la historia, para unos es un héroe, y para otros un villano. El cineasta Gonzalo Benavente se ha acercado a su figura cincuenta años después con el documental La revolución y la tierra. Un filme que ha concitado la atención del público porque entraña una suerte de memoria y reflexión desde distintos ángulos sobre lo que fue la reforma agraria, una de las obras del gobierno militar de Velasco Alvarado.

¿Por qué llevar al general Velasco a la pantalla grande?

De hecho creo que ningún personaje polariza tanto al Perú como Velasco. Siempre he tenido la percepción de que la reforma agraria había marcado el Perú de hoy y muchas cosas de lo que somos como sociedad. Sin embargo, no era algo muy visibilizado, también lo entendía con el conflicto armado interno, pero es algo que se ha discutido mucho más; eso no pasa con la reforma agraria.

Las personas entrevistadas mencionan un antes y un después en la historia del Perú. ¿Es algo que desea marcar con este documental?

En la campaña publicitaria de la película aprovechamos mucho esta idea de que para algunos Velasco es un héroe, y para otros un villano; es un tema que polariza muchísimo. Nosotros siempre entendemos que la verdad está en una especie de punto medio entre ambas, que los extremos nunca son ciertos.

¿Es posible ser objetivo al referirse a Velasco?

No, no creo que el cine debería tratar de tener una visión objetiva tampoco, creo que siempre debe presentar una visión subjetiva. No teníamos ninguna pretensión de que esta sea la verdad de este país, creo que la verdad no existe; además, es una sumatoria de muchas miradas. La objetividad y la búsqueda de la verdad absoluta no ha sido nunca una meta nuestra. Buscamos mirarla desde nuestra posición, incluyendo todas las voces posibles porque es una historia que nos afecta a todos por igual.

Se cumplen 50 años de la reforma agraria, la cual mencionas en la película. Haciendo un paralelo con el cine nacional, ¿por qué cree que el cine peruano, en su mayoría, tiene una gran relación con la política?

El arte en general siempre tiene una visión política, no necesariamente partidista, pero sí tenemos una visión de cómo debe ser la sociedad y nuestro entorno. El cine tiene como un doble valor, nosotros lo aprovechamos desde su existencia como documento histórico.

¿Cuáles cree que son los principales aportes del gobierno de Velasco?

El principal cambio es el estatus de ciudadano que le dio a mucha gente que no lo tenía. Por ejemplo, en una época normalmente las haciendas se vendían en función de las hectáreas que tenían y los indios que la habitaban. La persona era una mercancía dentro de esta propiedad. Eso no quita que vivamos todavía en una sociedad donde la exclusión, el racismo y el machismo siguen siendo algo que tenemos que seguir combatiendo. Sin embargo, hay que decirlo, en esos tiempos, sí se dio un paso muy importante.

¿El general Velasco fue un buen dictador?

La palabra dictador en estos tiempos no debería ser positiva en ningún caso, porque implica un quiebre en la democracia que, mal que bien, hemos encontrado como el mejor sistema para vivir en sociedad. Creo que si lo entendemos en el contexto de su tiempo, fue un gobierno que apostó por resolver los problemas estructurales de este país, y en gran medida lo hizo. Fue una dictadura de la que salieron cosas positivas. Esta historia la estamos haciendo 50 años después para entender el Perú de hoy. Hay que entender que así era como entraban los gobiernos en esa época.

En una escena del documental aparecen las lamentables declaraciones de quien hoy es el ministro de Cultura, Francesco Petrozzi. Declaraciones que consiguen darle una cuota de humor. En el momento de la edición, aún no era ministro, ¿verdad?

Todavía no lo era. Me parece triste que ocupe el rol de ministro de Cultura y tenga una visión en la que privilegia lo occidental sobre la fusión de los distintos caminos culturales que componen al Perú. Da que pensar si en realidad es la persona adecuada para liderar las políticas culturales de este país, porque creo que un gran problema de la cultura es que no sabemos definirla. A veces la entendemos como se suele decir: “alta cultura”; un mundo al que quizá Petrozzi ha estado más cercano, cuando la cultura es algo más vivo y de los pueblos.

Hablando de Petrozzi, ¿qué opinión tiene de la ley de cine?

Dentro de todo, es un avance al estado actual del cine y eso es algo que vale la pena aplaudir porque, mal que bien, Petrozzi sí ha tenido una producción legislativa superior a la de muchos congresistas. Más allá de que estemos de acuerdo o no con su política, hay que reconocer que algo ha trabajado. Sí beneficia muchísimo que se generen más ingresos económicos para el cine, para poder favorecer más proyectos y que se cuenten más historias de distintos lugares. Sin embargo, hay un detalle importante que es el de la exhibición de las películas. Este es un tema que hay que atender urgentemente porque si no el Estado estará invirtiendo para que contemos historias que nadie va a ver.

El cine nacional, entre otros referentes, tiene trabajos de Robles Godoy, Nora Izcue, el grupo Chaski, ¿esa línea pretende seguir su producción cinematográfica?

Algo que me interesa mucho es buscar en el pasado para entender el presente. Me interesan mucho los proyectos que te obligan a dar una mirada a lo que sucedió en nuestro país hace tiempo, porque es la única manera de entender hacia dónde vamos.

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