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Ciencia

¿Cuáles serán los efectos de liberar las patentes de las vacunas COVID-19?

En la actual pandemia, se está gestando el dilema moral sobre si la propiedad intelectual siempre debería estar por debajo del derecho a la salud y a la vida.

Transferir el conocimiento de cómo hacer vacunas podría favorecer a la lucha contra la pandemia de coronavirus. Foto: EFE/referencial
Transferir el conocimiento de cómo hacer vacunas podría favorecer a la lucha contra la pandemia de coronavirus. Foto: EFE/referencial

A inicios de mayo, el Gobierno de los Estados Unidos, con el presidente Joe Biden a la cabeza, había anunciado su apoyo a la renuncia de las protecciones de patentes para las vacunas contra la COVID-19; de esa forma, todos en el mundo tendrían acceso a ella. Según un artículo de Nature, subido este jueves 6, Katherine Tai, representante comercial del mencionado país, expresó que la circunstancias actuales merecen “medidas extraordinarias”.

Ante ello, ese mismo día, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE), llamó al debate cuando se enteró de la propuesta lanzada por Biden, en la medida en que “aborde la crisis de manera eficaz y pragmática”.

Esta sorpresa vertida a los medios de comunicación por el sucesor de Donald Trump ha tocado las fibras sensibles de los Investigadores y Manufactureros Farmacéuticos de EE. UU. (PhRMA), asociación a la cual pertenecen fabricantes como AstraZeneca, Pfizer y Johnson & Johnson, porque, según Stephen Ubl, presidente de la organización, la propuesta “debilitará aún más las cadenas de suministro y alimentará la proliferación de vacunas falsificadas”.

Mediante un artículo de The Conversation, Salvador Peiró, investigador de servicios de salud en Fisabio, Beatriz González López-Valcárcel, catedrática de Métodos Cuantitativos de Economía y Gestión en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y Vicente Ortún Rubio, catedrático emérito en la Universidad Pompeu Fabra —todos de España— también se animaron a remarcar las implicancias de una posible liberación de patentes.

En palabras de aquellos expertos, existen dos posturas rotundas respecto a este tema:

  • Postura moral: ningún derecho de protección de la propiedad intelectual debería prevalecer sobre el derecho humano universal a la salud y a la vida
  • Postura egoísta: los riesgos de la COVID-19, incluso para los países ricos, persistirán mientras se mantenga la epidemia en los países pobres, alineando solidaridad y propio interés.

Para los expertos, las dificultades no se centran solo en el precio, la oferta o la disponibilidad de las vacunas, sino en un “evidente nacionalismo”. En esa misma línea, pese a la preocupación de los países de primer mundo para distribuir la vacuna a los sectores pobres —iniciativa COVAX—, ellos están adquiriendo la mitad total de las inmunizaciones, de acuerdo a un comunicado de la confederación internacional Oxfam.

Más adelante, los firmantes del artículo argumentan: “Hasta la fecha no se ha inventado nada mejor que las patentes para estimular la innovación. Pero las patentes también imponen barreras a la difusión del conocimiento, dificultan y retrasan nuevos descubrimientos”.

“Además, solo estimulan la innovación que resuelve necesidades de los que pueden pagarla (demanda solvente), mientras las enfermedades olvidadas (las de países pobres) continúan relegadas”, añaden.

¿La suspensión de patentes aceleraría la vacunación mundial?

El grupo de expertos sostiene que la suspensión no garantiza la producción de vacunas a corto plazo por los siguientes motivos:

  • Puede haber cuellos de botella en las fabricaciones. Inclusive, las materias primas de esa fabricación pueden tener otras patentes a la vez
  • Hay que agregar una transferencia de tecnología adecuada
  • La curva de aprendizaje para interpretar diseños de vacunas no se salta así por así
  • Se generan términos burocráticos ineludibles
  • Debe existir una efectividad en acuerdos de financiación pública.

“Ni la transferencia de tecnología ni la instalación de nueva capacidad se podrán realizar con la velocidad necesaria. Y, quizás, sin comprometer la calidad”, escriben Peiró, Gonzáles y Ortún.

Asimismo, el trío de especialistas recomienda continuar la innovación de vacunas frente a las nuevas variantes del coronavirus y enfermedades que complicarían la situación de este 2021.

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