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Ciencia

Comprueban cómo se dispersan los aerosoles al tirar la palanca en un baño público

Los expertos aseguran que dentro de los efectos desagradables de usar un baño público se encuentra la potencial propagación de gotitas con COVID-19.

Los bioaerosoles generados en baños de centros comerciales o cualquier espacio público pueden ser una fuente de COVID-19 y otras enfermedades. Foto: composición / Alex Dolce / Fusion Animation
Los bioaerosoles generados en baños de centros comerciales o cualquier espacio público pueden ser una fuente de COVID-19 y otras enfermedades. Foto: composición / Alex Dolce / Fusion Animation

Las gotas de aerosol están implicadas en un abanico de enfermedades diversas, como una forma grave de pulmonía, el norovirus que ocasiona gastroenteritis —infección intestinal acompañada de diarrea, vómitos y fiebre—, el ébola e incluso la COVID-19. Otra alternativa de contagio se asienta en los virus transportados en la orina y las heces fecales.

Una investigación subida a la plataforma digital de la revista Physics of Fluids se centra precisamente en los peligros latentes que podemos encontrar en los baños públicos, porque son áreas “relativamente confinadas”, a veces con ventilación deficiente, donde los aerosoles generados por las descargas de los inodoros cubren alturas de al menos 1,52 m.

Para comprobar las hipótesis, el equipo de expertos que pertenece a la Florida Atlantic University (Estados Unidos) instaló medidores de partículas en un inodoro y un urinario público.

Las mediciones de aerosoles se realizaron dentro de un campus universitario, con tres cubículos, seis urinarios y tres lavabos. Antes del experimento, se hizo una limpieza total del área y se cerró por 24 horas, sin apagar la ventilación.

“Además de los aumentos constantes en los niveles de aerosol inmediatamente después de la descarga, hubo un aumento notable en los niveles de aerosol ambiental debido a la acumulación de gotas de múltiples descargas realizadas durante las pruebas. Esto resalta la necesidad de incorporar una ventilación adecuada en el diseño y operación de los espacios públicos”, resumieron los investigadores en el documento científico.

Siddhartha Verma, profesor de Ingeniería Mecánica y uno de los autores del presente estudio, aseguró que luego de 100 descargas de inodoro y tres horas de observaciones, registraron un aumento sustancial de contaminación en el ambiente por gotitas dispersas. Estas podían permanecer ‘flotando’ durante 20 segundos por encima de los urinarios.

“Debido a su pequeño tamaño, estas gotas pueden permanecer suspendidas durante mucho tiempo”, explicó Verma tras el análisis. Asimismo, informó que los inodoros y urinarios producen gotas de hasta tres micrómetros (cada uno equivale a la milésima parte de un milímetro) de tamaño.

Indagaciones recientes, según los firmantes del estudio citado líneas atrás, “han confirmado la presencia de ARN viral del SARS-CoV-2″ en las heces de los pacientes, aun cuando no experimentaran síntomas evidentes.

“Aunque los virus envueltos como el SARS-CoV-2 son susceptibles a los ácidos y las sales biliares que se encuentran en los jugos digestivos, se ha demostrado que pueden sobrevivir cuando se sumergen en el moco producido por el sistema digestivo”, se expone más adelante.

Al final del artículo especializado, los investigadores recomienda colocar tapas en los inodoros de los baños públicos para reducir la dispersión de gotas, a pesar de que las más pequeñas necesiten otro sistema de prevención ante el contacto humano.

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