Astrofísicos presentan pruebas sobre la existencia de otro tipo de agujero negro
Los agujeros negros supermasivos y de masa baja están siendo estudiados; sin embargo, hay indicios de “una reliquia antigua y primordial” del universo temprano nunca antes vista.
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Cada vez hay más evidencia de agentes cósmicos distintos a lo anteriormente detectado durante décadas. Cuando los estallidos de rayos gamma se curvan por el espacio-tiempo en su trayecto a nuestros observatorios, significa que un cuerpo masivo se está interponiendo ante aquella explosión energética; por lo tanto, se puede medir el tamaño de tal fenómeno y establecer si se trata de un agujero negro, una galaxia o un caso particular que data desde la conformación del universo temprano.
Un conjunto de investigadores de la Escuela de Física de la Universidad de Melbourne, la Universidad de Monash y Centro de excelencia ARC para el descubrimiento de ondas gravitacionales (OzGrav) —ubicados en Australia— asegura haber encontrado un agujero negro intermedio (IMBH), es decir, con 55.000 veces la masa del Sol.
Los resultados de este reciente estudio científico pueden ser leídos en la revista Nature Astronomy.
“Se cree que los agujeros negros de masa intermedia son un punto medio evolutivo entre sus homólogos de masa baja y alta, pero la evidencia observacional de su existencia ha sido escasa y no concluyente”, apuntan los firmantes del artículo.
Los agujeros negros solo atraen la materia que está lo suficientemente cerca. El punto límite o de no retorno se llama horizonte de sucesos. Foto: Carl Knox, OzGrav
Los agujeros negros supermasivos serían la suma de varias de esas regiones finitas que se encuentran en el centro de galaxias, como Sagitario A* en la Vía Láctea. En cambio, los agujeros negros pequeños solo contienen hasta cinco veces la masa de nuestra estrella.
Todd Thompson, de la Universidad del Estado de Ohio (Estados Unidos), había descubierto uno de estos ‘minimonstruos galácticos’ en la constelación Auriga, al hemisferio norte, por encima de Orión. “Intentamos entender la muerte de las estrellas masivas. Queremos saber qué estrellas explotan y dejan detrás una estrella de neutrones y cuáles se convierten en agujeros negros”, subrayó.
En palabras de Eric Thrane, coautor del estudio, este hallazgo podría ser “una reliquia antigua y primordial”, la cual yace desde el universo temprano, antes de que se crearan las primeras estrellas y galaxias; incluso tiene el potencial de ser la semilla de los agujeros negros supermasivos.
Según el equipo de expertos, habría cerca de 46.000 de estos agujeros negros de masa intermedia en las afueras de la Vía Láctea.
“Predijimos que esto podría ser posible hace 30 años, y es emocionante haber descubierto un ejemplo sólido”, declaró Rachel Webster, una entusiasta de las lentes gravitacionales.
Asimismo, Webster y sus colegas calcularon que, de comprobarse sus hipótesis, existiría un agujero negro intermedio por cada 15 millones de billones de años luz cúbicos, de acuerdo con el medio especializado NewScientist.
“Los IMBH —informa el estudio— son demasiado pequeños para ser observados utilizando las mismas técnicas empleadas para detectar agujeros negros supermasivos en núcleos galácticos”, así que se necesitará agregar métodos complementarios para continuar el proceso de indagación.
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