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Ciencia

Hallan evidencia de cómo nacen los agujeros negros supermasivos

Hasta ahora, los científicos han tratado de descubrir el origen de esos monstruos cósmicos que se encuentran en el centro de las galaxias, incluida en la nuestra.

Millones de estrellas rodean un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia. Foto: ESO
Millones de estrellas rodean un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia. Foto: ESO

Los agujeros negros son objetos cósmicos que poseen una poderosa atracción gravitacional de la cual ni la luz puede escapar. La mayoría surge a partir del colapso de grandes estrellas, pero hay otros, llamados agujeros negros supermasivos, cuyo origen se ha mantenido en el misterio.

Los agujeros negros supermasivos ocupan el centro de las galaxias y contienen millones a miles de millones de veces la masa del Sol. Aunque se alimentan constantemente de la materia que cae a su alrededor, no se ha podido explicar cómo llegaron a ser tan colosales. Ahora, el astrónomo de la Universidad de Chile Andrés Escala muestra por primera vez evidencia que podría descifrar este enigma.

Escala analizó una serie de observaciones que respalda que los agujeros negros supermasivos nacen del choque violento de estrellas en el centro de las galaxias. Esto es lo que se conoce como el colapso de cúmulos estelares nucleares, una de las tres hipótesis más conocidas para explicar el origen de estos descomunales objetos cósmicos. Las otras dos son el colapso de una nube de gas y el crecimiento de un agujero negro pequeño.

Los cúmulos estelares nucleares, explicó Escala a Efe, son grandes aglomeraciones de estrellas que se ubican en el centro de las galaxias y concentran ingentes cantidades de masa.

Los agujeros negros son pruebas fehacientes de la Teoría de la Relatividad|Foto: ESO/M. Kornmesser

Los agujeros negros son pruebas fehacientes de la Teoría de la Relatividad|Foto: ESO/M. Kornmesser

El astrónomo observó que, a partir de cierta densidad en estas zonas, “las estrellas que las componen comienzan a chocar de manera violenta entre sí y el sistema colapsa formando un agujero negro”, describió el académico.

“La formación de estos tipos de agujeros es tal vez el problema más abierto en formación de objetos (cósmicos). Es la primera vez que se vincula la teoría a lo observado”, agregó Escala, quien además es Ph.D. en Astrofísica de la Universidad de Yale.

De continuar los estudios en esta línea, las ondas gravitacionales que debiera emitir el colapso de un gran agujero negro serán detectadas por un observatorio que se lanzará aproximadamente en 2030, llamado LISA.

Escala espera que las simulaciones computacionales en las que trabaja su equipo respalden parte de sus resultados, obtenidos tras el trabajo de casi dos años y aceptados por la prestigiosa revista científica The Astrophysical Journal.

Con información de Efe.

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