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Ciencia

Descubren pruebas de la existencia de antimateria perdida en el universo

La antimateria es una integración de partículas con carga eléctrica opuesta a la materia común. De cruzarse ambas, se produciría un fenómeno destructivo.

La antimateria pudo haber sido producida en cantidades similares a la materia. ¿Habrá, por ejemplo, un reflejo de la Nebulosa Pata de Gato? | Foto: NASA
La antimateria pudo haber sido producida en cantidades similares a la materia. ¿Habrá, por ejemplo, un reflejo de la Nebulosa Pata de Gato? | Foto: NASA

Comprobar qué eventos ocurrieron tras el Big Bang resulta ser una tarea maratónica, por decir lo menos. La curiosidad ha llevado a los científicos a incidir sobre temas profundos que el universo pareciera ocultar. Cabe la posibilidad, simplemente, de que el ser humano aún no esté preparado para conocerlo todo.

Lars Eklund, catedrático de Física de Partículas en la Universidad de Glasgow (Escocia) e investigador senior honorario, publicó un artículo en el medio The Conversation, en cuyas líneas explica nuevos alcances del experimento denominado LHCb, uno de los seis detectores de partículas del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear en español), acerca de la antimateria.

Recreación de la nueva partícula observada por LHCb | Foto: Daniel Dominguez/CERN

Recreación de la nueva partícula observada por LHCb | Foto: Daniel Dominguez/CERN

La búsqueda de esta antimateria, o integración de partículas opuestas a la materia común, inició en 1928 por Paul Dirac, un físico teórico británico que también alumbró las características de la mecánica cuántica.

En 1932, Carl Anderson, doctor en el Instituto de Tecnología de California, descubrió el positrón, partícula de igual masa eléctrica que el electrón, pero positiva: es así como se asoció a la antimateria.

Para Eklund, después de la gran explosión primigenia, la materia excedió a la antimateria, aunque no se conoce el motivo concreto de esa ‘interacción’. El universo en el que vivimos ahora sería el superviviente de una aniquilación inimaginable de energías.

Instalaciones del LHCb o el Experimento de belleza del Gran Colisionador de Hadrones | Foto: Maximilien Brice y otros / CERN

Instalaciones del LHCb o el Experimento de belleza del Gran Colisionador de Hadrones | Foto: Maximilien Brice y otros / CERN

El catedrático de la Universidad de Glasgow expone, más adelante, que la complexión entre un quark (partícula elemental e indivisible, con un radio 20 veces menor al del protón) y un antiquark se llama mesón. “Pueden convertirse espontáneamente en su pareja de antipartículas y luego regresar nuevamente, un fenómeno que se observó por primera vez en la década de 1960″, comenta.

Dentro del experimento LHCb, un tipo de mesones se generó al colisionar protones en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN y “oscilaron en su antimesón”; sin embargo, la muestra es ínfima y no concluyente.

Hay una prevalencia mínima de la materia por sobre la antimateria en las observaciones microscópicas, por lo tanto, el actual trabajo se considera como un punto de partida para una teoría más compleja.

“Investigar este mecanismo que sabemos que puede generar asimetrías materia-antimateria, sondearlo desde diferentes ángulos, puede decirnos dónde radica el problema”, manifestó Eklund.

El científico subrayó que vigilar el mundo a escala pequeña es una oportunidad para después ver las escalas más grandes.

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