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Ciencia

Sonda espacial captó “la forma de una calavera” en la superficie de un cometa

Investigadores de la Agencia Espacial Europea informan que esta zona revela secretos de hace 4.500 millones de años, cuando se formó el cometa.

Ubicación de la zona con "forma de calavera" en el cometa 67P. Foto: ESA
Ubicación de la zona con "forma de calavera" en el cometa 67P. Foto: ESA

La sonda espacial Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) captó una inquietante región en la accidentada superficie del cometa 67P/Churymov-Gerasimenko. Este sitio, que según los científicos “se asemeja a la forma de una calavera”, es donde un robot salió despedido al intentar aterrizar para estudiar el cuerpo celeste.

El módulo de aterrizaje Philae se separó de Rosetta en noviembre de 2014 para situarse sobre en el cometa 67P, pero las maniobras no salieron como se esperaba. El robot rebotó en dos sitios de la superficie antes de terminar bajo un oscuro acantilado desde donde se comunicó por un tiempo.

El primer lugar donde impactó ya había sido identificado, pero el segundo continuó siendo un “misterio”. Ahora, el equipo de científicos de la misión informa la detección de esta zona y los secretos que revela sobre el pasado del cometa.

El nuevo sitio fue identificado en un terreno que, visto desde arriba, evoca la forma de una calavera. Pero, según los investigadores, esta figura no era la misma antes del impacto. “El ‘ojo’ derecho del ‘rostro de la calavera’ fue causado por la parte superior de Philae que oprimió el polvo”, dijo Laurence O’Rourke de la ESA en un comunicado.

Hielo primitivo al descubierto

La agencia espacial detalla que, si bien la cámara de Rosetta fue crucial para confirmar la ubicación, los sensores de Philae les dieron pistas de los sitios donde había impactado.

Los datos indican que la parte superior del módulo se hundió 25 centímetros en la parte inferior del ‘sombrero de la calavera’, lo que dejó al descubierto hielo de agua primitivo, el cual data “del momento de la formación del cometa, hace 4.500 millones de años”, según el estudio publicado el 28 de octubre en Nature.

Este hielo prístino lucía un brillo que destacaba sobre todo lo que lo rodeaba, “porque no había estado previamente expuesto al entorno espacial ni sometido a meteorización”, añade la ESA.

Cometa 67P/ Churymov-Gerasimenko. Foto: ESA

Cometa 67P/ Churymov-Gerasimenko. Foto: ESA

Asimismo, lograron medir la suavidad de este material. Nunca antes se había realizado in situ el análisis de lo que hay en el interior de un cometa.

“Esta antigua mezcla de polvo helado de miles de millones de años es extraordinariamente suave, más esponjosa que la espuma de un capuchino, o la espuma que se encuentra en un baño de burbujas, o encima de las olas a la orilla del mar”, explica Laurence, autor principal del estudio.

El equipo también logró estimar que las rocas del cometa tienen una porosidad del 75% (la cantidad de vacío en su interior), lo que corresponde con anteriores mediciones para todo el cuerpo celeste.

Vistos de cerca, los cometas pueden lucir como asteroides, pero contienen mucho hielo, lo que se evapora al acercarse al Sol y genera su distintiva cola.

La misión al cometa 67P

El cometa 67P completa una órbita alrededor del Sol cada 6,5 años y, durante su viaje, se acerca a la Tierra más que Marte y se aleja más allá de Júpiter. La sonda Rosetta comenzó a orbitarlo en agosto de 2014 y siguió así hasta septiembre de 2016, cuando terminó su misión impactando contra el objeto espacial para obtener imágenes y datos valiosos.

Sonda Rosetta suelta al robot Philae. Foto: ilustración/ ESA

Sonda Rosetta suelta al robot Philae. Foto: ilustración/ ESA

Debido a que el módulo de aterrizaje Philae terminó en una zona con poca iluminación, tuvo que reunir energía durante varios meses para transmitir sus datos. Su última comunicación fue en julio de 2015, pero ya no podría recibir órdenes desde la Tierra. Aun así, los científicos de la misión aprovecharon los datos obtenidos por el primer robot en la historia que aterrizó en un cometa.

Los autores del reciente estudio indican que estos resultados servirán para futuras misiones que planeen llegar a la superficie de algún cometa.

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