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Ciencia

Científicos chilenos descubren en la alpaca un anticuerpo “fuerte” contra la COVID-19

Con este hallazgo, los investigadores pretenden generar un inhalador vía nasal que permita neutralizar el virus SARS-CoV-2 en el cuerpo humano.

El jefe del Laboratorio de Biotecnología Médica de la UACh, Alejandro Rojas, mientras posa con una alpaca en el centro de investigación de la universidad. | Foto: Universidad Austral de Chile / EFE
El jefe del Laboratorio de Biotecnología Médica de la UACh, Alejandro Rojas, mientras posa con una alpaca en el centro de investigación de la universidad. | Foto: Universidad Austral de Chile / EFE

Un equipo de investigadores chilenos anunció esta semana el descubrimiento del “anticuerpo de alpaca más fuerte del mundo” para lucha contra el coronavirus. El estudio, publicado en el repositorio BioRxiv, estuvo dirigido por el Dr. Alejandro Rojas, jefe de Laboratorio de Biotecnología Médica de la Universidad Austral de Chile.

“La naturaleza nos ha dado un regalo que es que los anticuerpos de las llamas y los camélidos son más simples que los anticuerpos de otros mamíferos”, señala Rojas. “Esto hace que nosotros podamos extraer la información genética con una gota de sangre muy pequeña del animal, para posteriormente aislar ese gen y producirlo de forma infinita en biorreactores”.

De los 30 anticuerpos de alpaca que seleccionaron, los investigadores lograron aislar con éxito uno “extremadamente bueno”. Para medir sus características, aplicaron la técnica conocida en Alemania como termoforesis, descubriendo que el nanoanticuerpo que desarrollaron en el laboratorio es el que posee “mayor afinidad hoy en día para detectar la proteína viral de superficie”.

Científicos chilenos descubren en la alpaca un anticuerpo “fuerte” contra la COVID-19

Científicos del Laboratorio de Biotecnología Médica de la UACh, mientras trabajan en la investigación relacionada con los anticuerpos de las aplacas para crear un remedio contra la COVID-19. | Foto: Universidad Austral de Chile / EFE

Con estos anticuerpos, los científicos planean “generar una herramienta que pueda ser utilizada como inhalador vía nasal” que recubra el pulmón por dentro con “una molécula que es capaz de neutralizar el virus de la COVID-19”, lo que impediría su entrada a las células del cuerpo y que se replique de forma eficiente, logrando así que el “sistema inmune del individuo responda”.

Rojas explica que el coronavirus posee una especie de “coronitas”, una superficie que cuenta con proteínas grandes que se llaman espigas, y es esta parte del virus la que se pega a las células humanas y entra. Por ello, el anticuerpo que han desarrollado se adhiere a dicha zona del SARS-CoV-2, haciendo más probable que “bloquee la capacidad del virus a entrar en la célula”.

Es así como, aquellas personas que han adquirido el virus y están comenzando a sufrir una infección, “se le podría agregar una alta cantidad de anticuerpos en el pulmón, y el virus que iba a infectar a otras células e iba a agravar la enfermedad, no lo pueda hacer, porque una vez que sale al espacio del epitelio pulmonar, se bloquea”, agrega Rojas.

El investigador detalla que, con este tratamiento, el anticuerpo haría frente al SARS-CoV-2 sin eliminarlo por completo, permitiendo que las personas tratadas puedan “crear más anticuerpos que a la larga ayuden en su inmunidad”. Asimismo, Rojas aseguró que también serviría de profiláctico, es decir, protegería a quienes hayan estado en contacto con alguien contagiado.

Ahora, el equipo de la Universidad Austral de Chile está trabajando con científicos de Canadá para que les puedan proporcionar las características neutralizantes del anticuerpo. El siguiente paso es “generar la humanización de los anticuerpos para que el sistema inmune del ser humano no lo reconozca como algo externo, sino que sea invisible, para luego llevarlo a clínica”.

Si se tiene la certeza de que este anticuerpo logra neutralizar el virus, el camino a seguir es la creación de un fármaco, como un inyectable, y aplicarlo. “Luego, si la autoridad sanitaria lo solicita, hacemos una prueba de seguridad en ratones, evaluando que las condiciones y concentraciones aplicadas no generen daño al animal, y a partir de este punto generar pruebas clínicas compasivas”, indica Rojas.

No obstante, Rojas sostiene que se necesita un financiamiento de alrededor de 2 millones de dólares para “hacer pruebas y ensayos clínicos” y recalcó que se trata de “un tema de importancia global y nacional”.

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