¿Qué es lo que podrían acordar Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori? No parece haber un solo tema o un solo camino que resuelvan la mala relación. Es probable, incluso, que ella no pueda ser resuelta sino parcialmente, lo suficiente como para evitar el choque de trenes, y permitir que ambos ganen algo. Reunirse no es suficiente, como quedó demostrado la vez pasada. Pero a la vez nadie espera un documento, por lo menos no uno vinculante, con acuerdos que pudieran hacer pensar en un cogobierno. Aunque será la segunda reunión, esta del martes próximo cae bajo la dinámica de los primeros encuentros, siempre tentativos y desconfiados. Algo que podrían acordar sin demasiado problema es una próxima reunión, o incluso un calendario flexible y fluido de próximos encuentros voluntarios. A ambos esto les acercaría un instrumento para adelantarse a algunas de las crisis que asomen en el horizonte. No sería una línea directa de tipo teléfono rojo, pero iría en esa dirección. A partir de allí las opciones se complican, hasta entrar en lo irreal. Una propuesta que ha circulado mucho es el nombramiento de ministros o altos funcionarios. Algo así como independientes a la medida del fujimorismo. Esto podría estar detrás de la propuesta de Keiko Fujimori de discutir reconstrucción y corrupción. Podría ser sintomático que la reunión se haya acordado en vísperas de un rumoreado cambio de ministros en el Ejecutivo y de una votación para presidir comisiones en el Congreso. Como si todavía hubiera tiempo para mover alfiles y peones para producir un tablero más sereno. Otra posibilidad, todavía más complicada, sería la designación de una especie de grupo bipartidario de arbitraje político dedicado a pensar el tema mismo del entendimiento y proponer salidas prácticas. Imaginemos sobre todo un acopio de opiniones expertas para articular el trabajo de las dos partes. ¿Podría ser verdad tanta belleza? Es inocultable que la reunión acordada en Palacio todavía se debate entre los buenos augurios y el mal agüero. Incluso cabe preguntarse si en el movido clima de Fuerza Popular el encuentro puede tener efectos más allá de su rebote mediático. Sin embargo es obvio que ambos políticos hoy necesitan esa cumbre. Es inocultable que la reunión acordada en Palacio todavía se debate entre los buenos augurios y el mal agüero.