La señora Fujimori exagera sobre el poder que efectivamente tiene. Ella cree que el control del Congreso y de FP, su partido, le otorga el poder suficiente para tener al gobierno de PPK en jaque permanente. Se equivoca. Esa exageración la lleva a exigir que, para sentarse a conversar, PPK le pida disculpas por los supuestos agravios de la campaña electoral. Lo quiere humillar. ¿Quién debe pedir disculpas a quién? A la señora Fujimori le han dicho muchas verdades que ella toma como ofensas. No es un agravio afirmar que ella fue la primera dama del gobierno más corrupto de la historia peruana, que el gobierno de su padre cometió crímenes y delitos de lesa humanidad y que fue un régimen autoritario nacido de un golpe de Estado. Tampoco es un agravio sostener que la familia Fujimori quiere instaurar un régimen dinástico. Ella está donde está en la política, en gran medida, porque se apellida Fujimori. Y si ella sale del ruedo, se prepara Kenyi para reemplazarla. Mucho menos es un agravio la denuncia según la cual el secretario general de su partido es investigado por la DEA por el supuesto delito de narcotráfico y por la Fiscalía peruana por el supuesto delito de lavado de activos desde hace dos años. Si todas estas denuncias (que no son todas) contra KF son verdades de a puño, quien tiene que pedir disculpas al Perú y a los peruanos es ella por habernos querido vender gato por liebre. Pero la señora Fujimori se equivoca sobre el poder que tiene el Congreso. Es cierto que este tiene una serie de controles sobre el Ejecutivo en un presidencialismo parlamentarizado como el nuestro, pero esos controles tienen límites y no pueden abusar con ellos. El voto de investidura al gabinete, por ejemplo. Esos controles no lo convierten en parlamentarismo (en el que el Congreso es el primer poder del Estado) o en semi-presidencialismo (como equivocadamente piensa Sartori) ni eliminan el dato fundamental de todo presidencialismo: El Presidente de la República es jefe de Estado y jefe de Gobierno. Como jefe de Gobierno, el Presidente controla el MEF, el superministerio que, desde hace mucho tiempo, gobierna efectivamente al Perú y que, incluso, avasalla al Congreso que no tiene capacidades para limitar su poder. La alta burocracia del MEF y del BCR tiene un peso decisivo no sólo en la economía sino también en la política. El poder del Ejecutivo se acrecienta si, como es previsible, los poderes fácticos (la Confiep y los medios) se alinean con PPK. No hay que olvidar el peso que tienen los medios en la correlación política de fuerzas. No son invencibles, pero tienen mucho poder sobre todo cuando se trata de destruir al enemigo político. En la segunda vuelta, los medios concentrados (particularmente el Canal 4 y El Comercio) abandonaron a KF para respaldar decididamente a PPK. Sin ellos, las denuncias contra Ramírez (secretario general de FP) y Chlimper (primer Vicepresidente) no hubieran producido los estragos que produjeron en la candidata del fujimorismo.