La agencia de calificación S&P publicará este viernes su evaluación sobre la deuda soberana de Francia, donde el gobierno busca evitar una moción de censura en el Parlamento que provocaría su caída y, según afirma, una "tormenta" económica.
El Ejecutivo y los mercados vigilan de cerca la decisión. S&P degradó en mayo su nota de AA a AA-, con perspectiva estable. En octubre, sus rivales Moody's y Fitch mantuvieron sus calificaciones, aunque las pusieron en perspectiva negativa, lo cual significa que podrían degradarla en sus próximas reuniones.
La segunda economía de la Unión Europea se encuentra sumida en una crisis política desde que el presidente de centroderecha Emmanuel Macron decidiera en junio adelantar las elecciones legislativas previstas en 2027, que dejaron un Parlamento sin mayorías claras.
Su primer ministro, el conservador Michel Barnier, multiplicó en los últimos días las concesiones a la extrema derecha para evitar que sus diputados apoyen una moción de censura de la izquierda durante el trámite de aprobación de los presupuestos de 2025.
"En su forma actual, el presupuesto de Barnier precipitará la crisis financiera", advirtió este viernes la líder ultraderechista Marine Le Pen, quien le dio "hasta el lunes" para responder a todas sus "líneas rojas" y evitar ahondar el "déficit abisal".
El gobierno presentó en octubre un proyecto de presupuestos, marcado por una importante reducción del gasto público y un aumento temporal de impuestos a las fortunas y grandes empresas para sanear las cuentas públicas.
El objetivo del plan, que validó el martes la Comisión Europea, es reducir el déficit público del 6,1% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024 a "alrededor del 5%" en 2025, acercándose al límite máximo del 3% de las normas europeas.
Pero el elevado nivel de deuda pública, en torno al 112% del PIB o 3,23 billones de euros (3,41 billones de dólares) a finales de junio, aumenta la presión sobre el gobierno para lograr sacar adelante sus presupuestos.
El proyecto "va en la buena dirección", dijo el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, quien defendió "retomar el control" de las finanzas en beneficio del "interés nacional" y para evitar pagar intereses mayores.
Muestra de la tensa situación, la prima de riesgo ("spread") de Francia --diferencial de las tasas que se ofrecen por sus bonos soberanos y los de Alemania-- alcanzó el martes su mayor nivel desde 2012, en plena crisis del euro.
El rendimiento de los bonos franceses a 10 años, que son superiores a los de España y Portugal en los mercados de deuda, superaron incluso brevemente el miércoles a los de Grecia, país que estuvo la década pasada al borde de la quiebra.
"Enfrentamos una situación muy grave para el país. El primer ministro habló de tormenta (...) Estamos dispuestos a hacer concesiones para evitar[la]", dijo el jueves el ministro de Economía, Antoine Armand.
Las "concesiones" no tardaron. El gobierno renunció a recaudar 3.400 millones de euros con un alza del impuesto a la electricidad y anunció una reducción de la ayuda sanitaria de emergencia para los migrantes irregulares.
Pero la extrema derecha, de la cual depende la supervivencia del gobierno, considera esas medidas insuficientes y reclama también la anulación de los planes de retrasar a julio parte de la revalorización de las pensiones y de reducir el monto de la subvención de los medicamentos.
El plazo límite es el lunes. Ese día, la Asamblea Nacional (cámara baja) debe pronunciarse sobre el presupuesto de la Seguridad Social, pero Barnier podría optar por adoptarlo sin votación mediante un polémico procedimiento parlamentario.
En ese escenario, la única manera de tumbar estos presupuestos sería que los diputados aprobaran una moción de censura contra el gobierno. El izquierdista Nuevo Frente Popular ya anunció una y la extrema derecha amenaza con apoyarla.
La caída del gobierno de Barnier ahondaría la crisis política. Algunas voces, incluso desde la derecha gobernante con Macron, consideran que la única salida sería entonces la dimisión del presidente, cuyo mandato termina en 2027.
Pero si el gobierno logra superar este trámite, seguiría en manos de la ultraderecha. El proceso de adopción de presupuestos es complejo en Francia y la votación del lunes es la primera de una larga serie hasta mediados de diciembre.
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