Agencias

El primer ministro de Japón reelegido al frente de un Gobierno minoritario


El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, fue reelegido este lunes para el cargo tras una votación parlamentaria, pero estará al frente de un Gobierno minoritario tras las recientes legislativas que fueron desastrosas para su partido.

Ishiba fue reelegido por los miembros de la Cámara Baja del Parlamento con 221 votos a favor, frente a los 160 de su rival Yoshihiko Noda, líder del principal partido de la oposición, el Partido Democrático Constitucional (PDC).

Al no haber mayoría en el primer voto, tuvo que celebrarse una segunda ronda para decidir entre los dos candidatos vencedores de la primera, algo inédito desde 1994.

Ishiba tomó sus funciones a inicios de octubre, tras haber sido elegido como líder del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), y convocó elecciones anticipadas con las que esperaba consolidar su mandato como jefe de Gobierno.

Pero los electores infligieron al PLD su peor derrota desde 2009, descontentos por un escándalo de financiación en este partido y la inflación.

Como consecuencia, el país podría encontrarse en un callejón sin salida político con un parlamento sin una mayoría clara.

Por un lado, el PLD y su aliado, Komeito (centroderecha), perdieron la mayoría absoluta pero se mantienen como el mayor bloque de la poderosa cámara baja del Parlamento.

Por otro, los partidos de la oposición están profundamente divididos en muchas cuestiones clave, pero su apoyo será indispensable para aprobar leyes.

El PLD hizo un paso hacia el Partido Democrático Popular (PDP), una pequeña formación centrista que ha aceptado cooperar puntualmente.

"Para mantenerse en el poder, Ishiba debe aprobar el presupuesto del gobierno este invierno. Esto significa que el PLD tendrá que hacer concesiones y buscar alianzas", explicó a la AFP Tomoaki Iwai, profesor de la Universidad de Nihon.

En sus negociaciones con el PLD, el PDP ya ha exigido recortes fiscales y subvenciones energéticas que, según los economistas, reducirían considerablemente los ingresos fiscales del gobierno.

Paralelamente a estas delicadas negociaciones, Ishiba se enfrenta también al descontento dentro de su partido, que perdió decenas de escaños -incluidos los que ocupaban ministros- en las elecciones del 27 de octubre.

El índice de popularidad del gobierno de Ishiba apenas supera el 30%, pero las encuestas muestran que la mayoría de la opinión pública estima que debe permanecer en el cargo.

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