Todo sobre el invalorable bosque de Pómac y la cultura Sicán

David Roca entrevista al paleobotánico David Goldstein,El bosque de Pomac debe ser el más antiguo (bosque seco) de su género en América y al ser centro de desarrollo de una cultura avanzada, debe haber tenido una influencia en la vida cotidiana de sus habitantes. ¿Hay alguna evidencia de ello? Es verdad que Pomac es único de muchas maneras. Es ciertamente el más grande y, potencialmente, la única reserva de bosque seco de su tipo en el mundo. Es, además, la única área protegida de su tipo que protege un enorme sitio arqueológico al interior de un bosque seco tropical. Sin embargo, el bosque está lejos de ser prístino, en el sentido que muchas personas le dan a los lugares antiguos, árboles u objetos. El bosque que se ve hoy en día es en su mayor parte resultado de 60 a 70 años de crecimiento y desarrollo. PUEDES LEER: Lambayeque: Pomac y el poder de Sicán Atuendo Sicán al interior del Museo de Sitio. Foto: David Roca La mayor parte de los árboles que uno ve en el bosque tienen alrededor de 40 años. Casi todo el bosque de la región fue cortado para ser usado como combustible en el ferrocarril y los campos de azúcar durante los siglos XVIII, XIX y las primeras décadas del siglo XX. El bosque tiene árboles como Sicán o el Árbol Milenario, con más de 400 años de vida. Y es posible señalar más o menos cien árboles de edad muy antigua, entre 250 o 300 años. Son tesoros nacionales que han evadido milagrosamente la suerte de ser cortados en los siglos XVIII y XIX. La especie de árbol dominante en el bosque, Prosopis pallida (algarrobo), puede vivir hasta alcanzar los 400 o 450 años. Estamos hablando en estos casos de árboles que, si bien no son tan grandes como los de la floresta amazónica, ciertamente son tan antiguos como muchos de aquellos. Pero, en resumen, el bosque de Pomac de hoy en día es en realidad un bosque adolescente, como un muchacho de dieciséis años, con tan solo algunos abuelos vivos. Puesto que se trata de un ecosistema único, que está apenas comenzando a retornar a su estado de madurez, debemos suponer que la gente viviendo dentro y alrededor del bosque tiene una manera única de vivir con el bosque y las especies de árboles predominantes en torno al área. Quizá la forma más significativa de cómo la gente depende de los árboles de Pomac, puede verse en la comunidad de La Zaranda al interior del mismo bosque. La mayoría de los campesinos sabe que los árboles de su entorno, como el Prosopis spp. o Acacia macracantha (faique), que alinean sus campos, ayudan a sus sembríos manteniendo la estabilidad del nivel de las aguas cerca de la superficie del suelo, y agregan propiedades fijadoras de nitrógeno, puesto que estos árboles son de la familia de las leguminosas. Ceramica Sicán se exhibe dentro del museo. Foto: David Roca Como consecuencia, los campesinos locales tratan de cortar tan sólo mínimamente el bosque en torno a sus asentamientos. Asimismo, estos árboles son fuente permanente de forraje para el engorde de animales. Sabemos que los frutos de ambas especies mencionadas servían de alimento para patos, cuyes y camélidos durante el periodo prehispánico, de la misma manera en que hoy en día se usan para alimentar ganado vacuno, caballos, burros y cabras. Podemos decir que la mayoría de la gente que ha estado viviendo en el área ha dependido del bosque para similares beneficios. La presencia del hombre en el bosque, ¿qué modificaciones introdujo? ¿El clima en la época del desarrollo de Sicán era similar al actual? El impacto principal de la actividad humana es la tala de árboles. El tipo de bosque que se desarrolla depende del tipo de árboles existente, debido a dos cualidades principales. La primera es que el sistema de raíces mantiene a los nutrientes y al agua en el nivel del suelo y hace lenta la evaporación. La segunda es que la cubierta que los árboles proveen protege al suelo del sol ardiente, permitiendo a una gran diversidad de plantas y animales sobrevivir en lo que, sin la protección de los árboles, serían condiciones desérticas. Por eso, cuando los seres humanos llegan a este ecosistema y comienzan a talar los árboles, el impacto resulta ser muy grande. Si uno repara en que la mayoría de estos árboles son todavía jóvenes, con tan sólo 70 años de vida como promedio y piensa que la gente normalmente tala los árboles más jóvenes, uno deduce fácilmente porqué la población de árboles muy viejos es pequeña. Esta situación se sigue dando actualmente. El bosque es joven y por eso los beneficios que pudieran obtenerse de una población más grande de árboles con más años, no podrá apreciarse hasta que hayan más árboles viejos. Bosque de Pómac y algarrobo milenario. Foto: Promperú Aceptamos generalmente que los pasados quinientos años de historia ecológica en el área han sido considerablemente secos, si es que uno toma como referencia a los últimos 10 mil años en conjunto. Eso quiere decir que cuando florecía Sicán (900 – 1250 d.C.) era el final de un periodo más húmedo. Por ello, suponemos que había una mayor cobertura de floresta, constituida por un bosque más diverso y de población más antigua. Por otro lado y sabiendo que durante el periodo Sicán la gente usaba los recursos del bosque como combustible y materiales de construcción en gran escala, su presencia no fue ciertamente tan devastadora como lo ha sido la presencia del hombre durante los últimos 400 años. Con un periodo climático más seco durante estos años recientes, el rebrote del bosque fue más lento y menos pronunciado, lo que lo hizo más vulnerable ante gente que usaba herramientas de acero, caballos y eventualmente sierras para remover los árboles más viejos. En periodos más tempranos, con tan solo el fuego y herramientas de bronce, los árboles más viejos eran menos vulnerables a la depredación. Por eso suponemos que el bosque en aquellos tiempos era bastante diferente a como es ahora. Se nota un respeto acentuado hacia el entorno, a pesar de obvias modificaciones que el hombre prehispánico debió introducir. ¿Puede verse huellas de este trato? Hay elementos que nos indiquen que esto se dio? ¿Cuáles son estos elementos y por qué debemos entenderlos así? Esta es una pregunta difícil. Tenemos tendencia a creer que nuestros antepasados trataron o reverenciaron a sus recursos naturales mejor de lo que lo hacemos hoy en día. Vivimos en tiempos en los que somos agudamente conscientes de que los recursos con que la Tierra nos provee están en peligro debido a nuestro propio comportamiento. Mi propia investigación está orientada a buscar indicadores acerca de cómo la gente usaba sus propios recursos en el pasado, en un esfuerzo por encontrar alternativas sobre cómo utilizar los mismos recursos hoy en día. Con respecto a los bosques secos del valle de La Leche en Lambayeque, veamos el tema de la leña para combustible, por ejemplo. Sabemos por nuestras investigaciones que la leña necesaria para el trabajo metalúrgico era recolectada probablemente del suelo del bosque y no cortando los árboles como se hace hoy en día. También suponemos que la basura orgánica, como textiles, hojas, mazorcas de maíz y excremento de camélidos era usada con frecuencia como combustible en lugar de la madera. En el caso de los famosos objetos de metal de Sicán, creemos que fueron hechos usando carbón de madera que fuera guardada particularmente para este propósito, dado que los hornos usados para cocinar el alimento de los artesanos probablemente se sirvieran sobre todo de combustible orgánico y muy poco de madera. Lo que esto nos dice es que la leña fue vista como un recurso importante cuando tenía que ver con la fabricación de artículos metalúrgicos ritualmente importantes. Asimismo, creemos que el bosque fue de una dimensión bastante significativa y lo suficientemente sano como para proveer suficiente leña seca que se podía recolectar del suelo del bosque y mantener sin problemas a las industrias metalúrgicas y de cerámica. ¿Qué elementos nos permiten reconocer el uso de los recursos naturales como fuentes industriales entre los Sicán? Sabemos que el valle de La Leche ha sido una fuente para la extracción de objetos de oro por cerca de 500 años. Los Chimú entraron al área en alrededor de 1250 d.C., seguidos por los Incas, unos 200 años después. Ambos estuvieron interesados en la obtención de preciosos trabajos de metalurgia, sobre todo mediante la excavación de las tumbas de la gente que fuera enterrada con bienes de realeza durante el periodo Sicán. Tanto los españoles como la gente común hasta periodos más recientes, conocieron siempre al bosque de Pomac como un lugar para huaquear durante la Semana Santa. Esta práctica ha sido felizmente detenida mientras que el pueblo de Lambayeque empieza a entender que su historia les ha sido sistemáticamente destruida y robada durante los últimos 500 años. Lo que esto indica es que había una gran cantidad de obra metalúrgica enterrada en las casi 100 mil tumbas que hay en el área. Las que se despliegan en el Museo de Sicán representan más de 2 toneladas métricas de metalurgia que estaba enterrada en las tumbas excavadas por el doctor Shimada en Huaca Loro. Según nuestros cálculos, para producir tan sólo esta cantidad de objetos metálicos labrados debe haberse requerido de por lo menos 310 toneladas métricas de madera. Si consideramos las diferentes operaciones de minería y fundición que existían en el valle durante este periodo, la producción de cerámica de vajilla negra que era muy conocida durante estos tiempos y el total de trabajo en metal que hubiera en las tumbas saqueadas en el valle, creemos que durante los 300 años que los habitantes del periodo Sicán habitaron el bosque de Pomac, deben haber destruido una buena parte del bosque para usos industriales de producción artesanal. Consideremos también que nuestro estimado no incluye a los árboles talados para la construcción de viviendas, o para las enormes pirámides del sitio de Sicán. Vestigios de las estructuras piramidales de la cultura Sicán. Foto: Wendy Rojas Esta evidencia establece nuestra hipótesis de que durante Sicán se dio lo que podríamos llamar un periodo de necesidad “industrial” de la madera. Sin embargo, a partir de nuestras investigaciones arqueológicas vemos también que tanto un bosque vigoroso y sano como un uso inteligente de los recursos requeridos fueron los que permitieron a esta industria continuar durante este periodo sin destruir totalmente el bosque. Diciéndolo algo más cautelosamente, podría afirmar que mi investigación demuestra que la madera para leña era conservada y utilizada tan sólo cuando su uso era el más adecuado. Por ejemplo, una fogata de residuos, de poña (maleza seca recolectada y hojas) y estiércol animal es lo suficientemente caliente como para cocer carne, hacer chicha, cocinar caldo, hervir agua y alimentar a la gente. El carbón de Prosopis spp. o algarrobo, que ahora usan sobre todo para hacer pollo a la brasa debido – supuestamente – al sabor que proporciona, puede alcanzar una temperatura de 1200° Celsius, que es más o menos la temperatura que se necesita para derretir el bronce de cobre/arsénico y convertirlo en lingote. Como resultado, comprobamos que muy pocos de los residuos orgánicos eran usados por los trabajadores metalúrgicos que recurrían más al carbón del Prosopis spp. La idea que queremos expresar es que estos artesanos tenían una manera de entender y de distribuir el uso de sus recursos basados en sus necesidades tecnológicas y culturales. Es posible que fueran tales prácticas las que mantuvieran vivas a sus industrias por tanto tiempo y permitieran la creación de su impresionante legado de trabajo artístico. En esta perspectiva está la dirección que toma mi investigación, pero nada podemos saber por cierto a menos que viajemos hacia el pasado y hablemos con aquella gente. Sin embargo, el trabajo que ahora estamos haciendo en el área, observando al bosque hoy y a los restos del carbón antiguo, nos acerca cada vez más a la comprensión sobre cómo los antepasados usaron los recursos del bosque de Pomac. Tratándose de una civilización tan marcadamente teocrática, ¿existen huellas de alguna influencia del entorno en el desarrollo de la cultura religiosa? ¿Cómo identificar tales pruebas y por qué se explican así? Muchas de las enormes pirámides del santuario de Sicán que están en medio del bosque de Pomac han sido construidas mediante una técnica de ingeniería que denominamos de “cámara y relleno”. Las recámaras eran formadas por enormes troncos de árboles muy largos y altos, que se supone eran Prosopis spp o algarrobo, puestos uno encima del otro para crear muros de cámaras que eran entonces rellenadas con ripio. Se trata de ramas de los árboles más viejos de que hablábamos más arriba. Es claro que esto se encuentra en el corazón del sistema y que la función que cumplían como soporte de las estructuras religiosas principales del sitio, eran de dominio público durante el periodo Sicán. Pero nuevamente, estas son suposiciones. En realidad, es muy difícil saber cómo es que la gente de aquellos tiempos se relacionaba con ciertas especies de plantas. Fauna al interior del bosque de Pómac. Foto: Promperú Sin embargo, si las tradiciones actuales de la región sirven como indicador del pasado, recordemos que los árboles del bosque hoy en día son la médula de muchas leyendas. Uno puede ver con frecuencia pequeños altares u ofrendas entregados a los árboles más grandes en las comunidades dentro y fuera del bosque de Pomac. El más famoso de estos árboles es el Árbol Milenario, muy cerca del acceso al bosque. Durante años las vestiduras de los sacerdotes locales colgaban del árbol y cada año gente de la zona viene a celebrar el [día santo[ de este árbol en particular. La gente visita al árbol, como lo hace con muchos santuarios a través de Sudamérica para pedir suerte, buena salud y prosperidad. Sin dejar de mencionar a la famosa Cruz de Motupe que fue hecha por el padre Abad de Prosopis spp. o árbol de algarrobo, obtenido de un bosque no muy lejano de Pomac. Asimismo, muchos de los curanderos locales y sanadores hoy en día todavía invocan y llaman por ayuda al algarrobo para sanar a los enfermos o traer alivio a los pobres. Muchos de ellos ven a Pomac como un lugar de encantamiento, donde poderes espirituales y ancestrales que pueden ser invocados para ayudar a curar a los muy enfermos. Mi impresión es que hoy en día, con la existencia de tan pocos de estos árboles realmente antiguos y conocidos por el público, la gente ya entiende y sabe que se trata de entidades vivientes especiales y en tanto que tales, cada árbol individualmente porta su propio encantamiento. Y debido a esta cualidad, se les da una significación espiritual. En muchos casos tales creencias sobre el bosque de Pomac están tan enraizadas que es difícil no suponer que un sistema similar de creencias sobre la sacralidad del bosque no haya existido en la antigüedad. Es triste decirlo, sin embargo, pero es justamente la rareza de estos árboles lo que disminuye la conciencia de la gente de fuera sobre Pomac. La gente de adentro del bosque y las comunidades alrededor saben muy bien que viven en un lugar único. Sin embargo, los de fuera tan solo ven a los árboles más jóvenes como faltos de interés y al bosque en su conjunto como pequeño. Pero caminar en un bosque seco, si uno nunca lo ha hecho antes, es un sentimiento muy diferente del que puede tenerse en la floresta amazónica por ejemplo, con mamíferos, aves y plantas distintos y que no se encuentran en otros lugares del Perú. Pienso que si muchos más de estos árboles realmente antiguos fueran conocidos y visitados en el bosque y en las comunidades locales, podría ocurrir que la gente comenzara a darse cuenta del potencial que el Santuario Histórico Bosque Seco de Pomac provee para enriquecer la identidad, la historia y la ecología de Lambayeque y del Perú como un todo. Lo más importante hoy es que la gente visite, aprenda y disfrute de la oportunidad que el gobierno peruano ha dado al pueblo del Perú de conocer esta extremadamente valiosa e interesante parte de la historia y la ecología del Perú, mediante la protección de Pomac como un parque nacional.

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